Hansel y Gretel eran hijos de un leñador. La familia era tan pobre que la madre convence al padre de abandonar a los niños en el bosque, ya que no tenían cómo alimentarlos. 
Los dejan en el bosque, pero Hansel marca con piedras el camino a casa. Regresan, y al día siguiente el padre los lleva aún más lejos, pero Hansel, lúcido, vuelve a marcar el camino.
El tercer día el leñador los lleva al corazón mismo del bosque. Hansel marca el camino, esta vez con migas de pan, pero rápidamente advierte que los pájaros se las han comido. 
Los hermanos pasan dos días deambulando por el bosque, hasta que encuentran una casa construida con azúcar, caramelo y pan de jengibre. Comienzan a devorar los muros. 

Pero allí vivía una bruja la cual diariamente sacaba un dedo por la ventana para comprobar que los niños habían engordado, ya que su propósito era comérselos. Pero Hansel, astuto, la hace palpar un hueso que ha encontrado. Hastiada, la bruja los hace entrar en la casa con la promesa de una gran comida. Le pide a Gretel que observe si el horno está lo suficientemente caliente.
La niña advierte la trampa, y mediante una estratagema hacen que la bruja caiga dentro del horno, donde queda atrapada y muere.
 
Los niños regresan a su hogar, no sin antes llevarse los tesoros de la vieja bruja, donde se les informa que su madre ha muerto. Se quedan con el padre y, gracias a los tesoros robados, ya no pasarían jamás hambre.

🔹NOTA: 
El cuento de Hansel y Gretel proviene de tierras germanas. Fue recopilado por los hermanos Grimm y publicado en 1812. Pertenece a un grupo muy peculiar de cuentos populares de la Edad Media. 
Mantiene los elementos de iniciación de casi todos los pueblos indo-europeos, que indican el pasaje a la madurez mediante una incursión a lo salvaje, que en algunos casos duraba meses, e incluso años.